miércoles, 5 de marzo de 2014

Ese tren que nunca pasa porque ya se ha quedado.

Creo que he empezado a odiarte
y a odiarme
quizá por la manera en que me miras
o en la que has conseguido que dependa de ti.

Ya no sé caminar hacia atrás
tampoco hacia adelante
si no es de tu mano.

Y es que te has parado en mi estación como si fueras el tren más veloz
y el más valiente
que se ha quedado para siempre
en mi estación rota para recomponerla vagón a vagón.

Me has llenado como a la luna llena joder,
que ya no distingo el día de la noche cuando miro el cielo desde tu cama y
que cerca está cuando me besas.

El miedo a perderte se ha quedado a vivir en mi almohada pero eh
tu quédate
quédate para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario