domingo, 15 de mayo de 2016

Si pudieras hablar sobre mí

Si pudieras hablar sobre mí, sabrías que he escrito cosas que me han dolido más de lo que lo hizo la vida al hacerme vivirlo.

Que he llorado delante de un roble para pedirle que no se fuera y he entendido que  no hay cosa más jodida que decirle a alguien "no te vayas" cuando ya no te escucha.

Que he abrazado a un colibrí aun sabiendo que no podía abarcarlo porque me hacía tan grande como pequeño podía llegar a ser su vuelo.

Sabrías que me han roto el corazón en cuatro trozos, en dos camas, un columpio y un aeropuerto.
Y que ninguno me ha dolido
tanto como el primero.
Sabrías que yo nunca dije que escribiera poesía,
pero es que un día te vi reír y le puse poesía a tu nombre.
Y a todas las letras las llamé como tú.
Y ahora escriba sobre lo que escriba, siempre estás tú.

Por eso escribo yo
y no me escribes tú,
porque no sabes nada de mi
que yo aun no haya descubierto.

Si pudieras hablar de mí, lo harías con el color del sol.
Porque sabrías que yo siempre pongo en whatsapp los corazones amarillos o que yo siempre cruzo las aceras cuando ambos semáforos están en rojo.

Que me hago cenizas de mi propio olvido y que me paso el día abriendo puertas y cerrando las heridas que un día Frida Khalo pintó.

Que tengo los pies en Madrid y el corazón en tus manos.

Ay,
si pudieras hablar de mí;
sabrías que llevo casi 20 años pidiéndole a mis padres un hermano.

(Y que aun no he desistido).

Que nunca he sabido tomar decisiones, pero que nunca quise que las tomaran por mi.
Que no me da miedo declararme "puta" con el pecho bien abierto ante todos aquellos que me lo dijeron con la cabeza bien agachadita, por hacer con mi cuerpo lo que
(con perdón)
me daba
la puta
real
gana.

Sabrías que soy las flores que nunca llegaron a abrirse, porque dejamos que algún capullo las pisara;

los cien pájaros libres que nunca visteis volar porque os cegaba el que teníais en la mano.


Sabrías que me encanta hacer el amor por las mañanas y darle los buenos días a la vida, por dejarme ser.

Por estar aquí y por seguir lamiéndome las heridas.

Si pudieras hablar de mí... me besarías.

Pero no lo haces.

Porque no sabes de mí ni la mitad del aleteo de una mariposa,
no intentes contemplar su vuelo,
si no sabes ni el color de sus alas.


















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