lunes, 21 de octubre de 2013

Magia.

¿A qué llamamos magia?
¿Qué es eso de lo que tanto y tantos hablan?
Eso que desde pequeños, nos enseñaron como algo fuera de lo normal, y a la vez increíble.

Quizá muchas personas sean magia en si, aunque no todos seamos magos.
Quizá es que si no crees en la magia, nunca podrás llegar a encontrarla.
O quizá es que cada uno, tenemos un concepto de magia distinto.

Yo, creo en la magia.
Y creo en ti.

Creo en que no puede ser normal 
verte reír después de querer morirte cuando algo sale mal.
Creo que no puede ser normal
tenerte pegado a mi espalda y que cada vez que no me besas, 
te sienta tan lejos. 

Tan cerca y a la vez tan lejos, ¿típico, no? Yo lo llamo magia.

Puede que para ti, magia sea la ilusión de esperar los regalos de navidad.
O que para ti, sea ver la complicidad entre dos jugadores hasta llegar al gol.
Y que para ti, magia sea hacer desaparecer un conejo debajo de una manta.
O incluso ver cantar a tu artista favorito, para ti sea magia.

Pero para mi... magia es verte amanecer cada mañana.
Es esconderme entre tus sábanas hasta que vayas a mi encuentro.
Es cada vez que duermo, y me miras de reojo.
Es observarte cómo doblas las camisetas cuando decides no ponértelas.
Es caminar de tu mano y quejarme si no me agarras fuerte.
Es verte salir de la ducha y que me mojes con tu pelo.
Es verte tener hambre hasta llenarte y que aún así digas que sigues queriendo comerme.
Es saber en que punto de tu lado izquierdo tengo que tocarte para que te mueras de cosquillas.
Es llevarte la contraria todas las veces que dices que me quieres más.
Es... tu vida. 

Magia es mi vida, desde que tú entraste en ella.

Quizá es verdad, eso de que la verdadera magia radica en eso que involuntariamente provocamos

Y es que tío, tu risa es magia en mis oídos.

Por eso, involuntariamente te quiero.

Así que si me preguntan por la magia, la definiré con tu nombre.

domingo, 20 de octubre de 2013

No sé por qué dudan de ti, poesía.

No sé por qué dudan de ti 
no entiendo cómo no pueden entender lo que es
la palabra felicidad 
tumbada en tu pecho y escuchando ese ruido 
(quién diría ruido cuando es el sonido más bonito que ha entrado por mis tímpanos).

Ruido que estremece
proviene de ese órgano que tienes -y todos tenemos- tan imprescindible
(más para mi, que para ti)
y que si el tuyo para
el mío se difumina hasta llegar a la nada.

No entiendo por qué dudan de ti. No sé como cojones se las arreglan para no saber que no hay regalo más bonito que acariciarte cada una de esas curvas, cada una de tus pecas, mientras sonríes.
Que no es metáfora si digo que eres sol. Porque eres el mío, mi propio sol. Mi luna, mi estrella, mi nube y toda la jodida galaxia entera, eres.

Y yo soy
simplemente soy.
Pero soy por ti.

Y creo, que he encontrado la respuesta. 

La encuentro cada vez que bajas la mirada a mis pies y dibujas una sonrisa para después matarme a cosquillas.

La respuesta es que dudan de ti porque no saben realmente lo que es poesía. Tus latidos, son poesía. Tú, eres poesía. Y nadie puede entenderte -o al menos no tanto como yo- porque nadie te tiene como te tengo yo.


sábado, 19 de octubre de 2013

Te escribí, tres días despues de tenerte.

¿Sabéis esa sensación de querer soltar algo y no saber por donde empezar? Cuando tu vida se pone patas arriba en cuestión de días (aunque la mía está así desde ese día en el que te vi entrar por la puerta) y todo cambia de la noche a la mañana... sientes miedo. No un miedo comparable al de un susto, o al de una película de miedo, no, es un miedo único, incluso podría decir que me gusta.
Aquí estoy, son las 2 de la mañana y vuelvo a escribir, después de tanto tiempo vuelvo a escribir... ¿la razón? La razón se fue a dormir hace media hora, la razón viste con sus sudaderas y polos, su chandal y sus camisas en días de fiesta, la razón es tonta -pero no más de lo que él me atonta a mi- la razón tiene la sonrisa más bonita que he podido ver nunca.

¿Sabes? Sé que vas a leer esto, tarde o temprano (aunque hoy es 30 de mayo),  y quiero que sonrías al leerlo. Nos vamos a comer cada milímetro que nos separe cuando no estemos juntos, hasta que tú estés encima mía, en mi cama, noche tras noche (o al menos desde el teléfono). Estoy decidida a jugar y dejarme todo en este juego. Quiero pasar un verano contigo, y sobretodo un invierno de sudaderas contigo y de estrellas tirados en cualquier sitio, o muriendome mientras me haces cosquillas, hasta que descubras que ese es mi punto más debil (y espero que lo descubras pronto y no cuando leas esto). Quiero que llegue la navidad y poder celebrar contigo un año nuevo, quiero estar a tu lado en febrero y que sea el mes más largo para nosotros. Vivir los nervios de tus últimos exámenes (aunque tú no los tengas) y celebrar tus aprobados -y espero que los míos- con cualquier locura, o con cualquier tarde estando contigo.

Decidí tirarme a la piscina, meterme en este juego, para nadar más rápido, para ganar este juego. Sé que (quizá) es una locura, pero... quiero una vida junto a ti.