No sé por qué dudan de ti
no entiendo cómo no pueden entender lo que es
la palabra felicidad
tumbada en tu pecho y escuchando ese ruido
(quién diría ruido cuando es el sonido más bonito que ha entrado por mis tímpanos).
Ruido que estremece
proviene de ese órgano que tienes -y todos tenemos- tan imprescindible
(más para mi, que para ti)
y que si el tuyo para
el mío se difumina hasta llegar a la nada.
No entiendo por qué dudan de ti. No sé como cojones se las arreglan para no saber que no hay regalo más bonito que acariciarte cada una de esas curvas, cada una de tus pecas, mientras sonríes.
Que no es metáfora si digo que eres sol. Porque eres el mío, mi propio sol. Mi luna, mi estrella, mi nube y toda la jodida galaxia entera, eres.
Y yo soy
simplemente soy.
Pero soy por ti.
Y creo, que he encontrado la respuesta.
La encuentro cada vez que bajas la mirada a mis pies y dibujas una sonrisa para después matarme a cosquillas.
La respuesta es que dudan de ti porque no saben realmente lo que es poesía. Tus latidos, son poesía. Tú, eres poesía. Y nadie puede entenderte -o al menos no tanto como yo- porque nadie te tiene como te tengo yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario