Has sido tantas veces agua
que no recuerdo la sequía en mis pupilas
desde que no estás.
Soy acantilado
y tú te tiras.
Te tiras sin frenos
buscando una huida,
un viaje con billete de ida
y yo esperando dos de vuelta.
Rompes a tu paso cada pedacito de ti (conmigo),
te pierdes en la inmensidad de cada árbol que llora cuando te ve pasar
sabiendo que has provocado mil incendios en cada despedida
y sin saber
que no había llama más imposible que la de tus ojos
cuando me mirabas dormir.
Y mientras,
yo
buscándote en cada ojalá
en cada regreso que nunca se producirá.
Hoy miro a los árboles
y me recuerdan a ti.
Las hojas caídas somos nosotros.
Y las raíces
es todo lo que aún me queda a mi
de ti.
Pero no lo olvides,
yo nunca fui de reconstruir puzzles
y menos cuando me faltan piezas;
y esta vez no eres tú,
soy yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario