A 15 pisos del suelo de Madrid
la ciudad nos sentía suyos,
y nosotros tan nuestros mirándonos a los ojos.
Cuando te miro veo flores abriéndose,
niños corriendo
semáforos en verde
y besos en un ascensor.
Te veo.
Y tengo que decir que descubierto nuevos lunares en los que perderme y he perdido el norte cuando tu sur me hacía tocar las estrellas, superando unas nubes que eran tan blancas como aquellas cortinas que no te gustaban nada.
Repito: tocaba las estrellas.
Y la de tu espalda también sonreía y es que no era normal vernos amanecer a media tarde con la fuerza de un huracán.
Pero es que te metiste bajo mi piel y la surcaste
y bajo las sábanas que no dejabas que me taparan,
porque preferías hacerlo tú y jurar que si pudieras no me soltarías nunca
y decirme que no podías dejar de mirarme, porque loco tú, me llamas preciosa y me haces sentir en una casa de un árbol llena de mariposas blancas.
Y prometo que en ese momento no existía nada más que sentirte cerca
y sentirte mío
sentirnos vivos
sentirnos libres.
Y prometernos que no íbamos a olvidar nunca ese momento.
Y mientras escribo esto en un tren que vuelve a poner kilómetros de por medio entre tu boca y la mía, recuerdo tus pupilas reflejadas en las mías.
Y ese es el mejor recuerdo.
Ese y la risa.
Y tu brisa color mar.
Y mis cosquillas en tu espalda.
Y en tu pelo.
Con las que brillabas como nunca, con los ojos cerrados y la sonrisa encendida, mientras yo miraba el lunar de tu oreja izquierda, justo abajo;
y me perdía
y me declaraba adicta a tus "quién ha dicho que no quiero que vuelvas" y por ello prometo hacerlo y mantener el puente abstracto que nos une y separa.
Y nos vuelve a unir.
Izal sonaba en mi cabeza: "qué bien que con mis dedos note el frío y tu calor, que por mis nervios corran impulsos que me cuentan que estás en la habitación... que no te has ido y que te tengo cerca."
Y es que la habitación 1526 también quería reírse con nosotros,
de mi acento del sur y mis mordiscos en tu hombro cuando intentabas imitarme.
Aunque debo decir que no lo conseguías del todo.
¿Sabes? Nuestra cara podía ser mejor pero no podía estar mejor el corazón cuando lo abrazabas fuerte como si fuera una bola de cristal agrietada a la que ver llover pero a la que nunca querrías romper.
Y tú a mi me rompes los esquemas de mi vida cuando me susurras sin darte cuenta un poema que yo escribo.
Que te escribo dentro de las casualidades de un tal día nueve,
que se parece al tuyo y acaricia al mío.
Ahora lo tengo claro:
De Madrid al cielo
pasando por tu boca.
miércoles, 23 de marzo de 2016
martes, 15 de marzo de 2016
Un día escribí esto y aún sigo soñando con un mundo mejor.
No nos representan.
No os representan.
Son el peor diente de león del mundo,
aquel que al soplar no te cumple los sueños pero sí te los arrasa.
Y no dejan nada a su paso.
Sólo frío.
Sólo edad.
No os representan.
Son el peor diente de león del mundo,
aquel que al soplar no te cumple los sueños pero sí te los arrasa.
Y no dejan nada a su paso.
Sólo frío.
Sólo edad.
Soledad a la que quieren que le abramos la puerta para poder controlarnos.
Nos dicen que cuidado,
que nos contagia el ébola,
que nos van a matar los terroristas a los que ellos mismos financian,
que luchemos ante la libertad de expresión si el opresor es el ISIS,
pero que callemos como ratas ante la ley mordaza,
ante sus intentos de prohibir el aborto,
ante sus deshaucios,
ante sus mierdas de políticas financieras que matan de hambre,
ante sus cierres de fronteras
y ante su constitución llena de coronas muertas.
que nos contagia el ébola,
que nos van a matar los terroristas a los que ellos mismos financian,
que luchemos ante la libertad de expresión si el opresor es el ISIS,
pero que callemos como ratas ante la ley mordaza,
ante sus intentos de prohibir el aborto,
ante sus deshaucios,
ante sus mierdas de políticas financieras que matan de hambre,
ante sus cierres de fronteras
y ante su constitución llena de coronas muertas.
Pero no saben que no hay cadenas que callen este grito de auxilio,
nos morimos de pena ante un televisor que nos cuenta lo que las pirañas quieren; nos cuentan lo que ellos quieren para dejarnos sin cabeza.
nos morimos de pena ante un televisor que nos cuenta lo que las pirañas quieren; nos cuentan lo que ellos quieren para dejarnos sin cabeza.
Nos quitan a Nietzsche y a Marx de la escuela pública y pretenden que callemos nuestras bocas y que enterremos eso de la libertad de pensamiento.
Qué cojones.
Pero no, yo quiero enterrarlos a ellos entre sus mentiras
y con todos esos trapos sucios que esconden sus noticias y sus mierdas de discursos.
Porque no hay amoniaco que elimine su olor a podrido.
y con todos esos trapos sucios que esconden sus noticias y sus mierdas de discursos.
Porque no hay amoniaco que elimine su olor a podrido.
Dejadles que rujan, porque nosotros somos capaces de rugir más fuerte por la manada.
Y sabemos arañarles.
Y sabemos arañarles.
Dejemos de lamerles las colas,
apartad las mentiras,
descubrid la verdad.
apartad las mentiras,
descubrid la verdad.
Y leed,
leedlo todo pero no lo impuesto;
y contadlo.
leedlo todo pero no lo impuesto;
y contadlo.
Empezad a besar las heridas de quién os cuida
y dejad de darle más veneno a la serpiente,
que bastante tiene ya.
y dejad de darle más veneno a la serpiente,
que bastante tiene ya.
(Ah, por cierto: si tenéis un príncipe o princesa azul,
estrujadlo hasta que se convierta en morado,
morado porque de sangre azul yo no quiero saber nada.)
estrujadlo hasta que se convierta en morado,
morado porque de sangre azul yo no quiero saber nada.)
Vamos a por vosotros
y vamos cargados de todo aquello que nunca nos conseguiréis quitar:
y vamos cargados de todo aquello que nunca nos conseguiréis quitar:
las ganas de luchar por lo que es nuestro.
viernes, 11 de marzo de 2016
Julieta murió y tú no vas a hacerlo
La joya al cuello,
Julieta muerta
y un desfile de moda con trazos negros.
Frío,
huesos secos
y un cuerpo pidiendo un receso.
Espejos,
puñetazos
y la sangre corriendo por las rotas manos.
Hospitales
morados
y una camilla que absorbe el alma.
El sol vuelve a salir
y tú llorando.
No eres tú, son ellos que no pueden verte como yo te miro;
que mi canon de belleza es tu felicidad y no sus gritos.
Que eres tú y tus costuras de ciencia ficción.
Que tu cuerpo es real, sus expectativas no.
Sonríe, flor
que me gusta sentir tus raíces
pero no verlas.
Sonríe, flor
que vamos a ganarles la batalla.
Julieta muerta
y un desfile de moda con trazos negros.
Frío,
huesos secos
y un cuerpo pidiendo un receso.
Espejos,
puñetazos
y la sangre corriendo por las rotas manos.
Hospitales
morados
y una camilla que absorbe el alma.
El sol vuelve a salir
y tú llorando.
No eres tú, son ellos que no pueden verte como yo te miro;
que mi canon de belleza es tu felicidad y no sus gritos.
Que eres tú y tus costuras de ciencia ficción.
Que tu cuerpo es real, sus expectativas no.
Sonríe, flor
que me gusta sentir tus raíces
pero no verlas.
Sonríe, flor
que vamos a ganarles la batalla.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)